julio 12, 2007

Talento de abuela

Mi madre viene a pasar el día a la piscina con mis dos sobrinas, de seis y dos años. Son muy diferentes: la mayor es una culebrilla que no da tregua en todo el día, la pequeña es pura calma y sosiego.

Después de unas cuantas horas de entrar y salir del agua, comer en el césped, correr, jugar, saltar y hasta dormir la siesta, llega la hora de recoger el campamento. Y aquí viene la proeza: en un visto y no visto, mi madre viste a las niñas, las peina, las acicala de tal forma que parecen recién salidas de casa. Nadie diría que se han pasado el día entero guerreando, de tan pulcras y aseaditas que van. Asombroso.