Diálogo de madres
Comiendo en un restaurante de menú del día, escucho una conversación entre la dueña del local y una clienta, que se quejan del abandono al que las tienen sometidas sus hijos. Dice la clienta:
- Si por lo menos me llamara para decirme “Hola, estoy bien”. No pido más. Sólo con eso me alegra el día.
Pienso en que hay muchos días, a veces una semana entera, en que no le digo ni eso a mi madre, y no puedo evitar sentirme culpable.
Maldita sea.
Señora: sepa que me ha estropeado la comida.
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