junio 06, 2007

La no-miradita

Hay un gesto que es la antítesis de la miradita; llamémosle la no-miradita.

La situación de partida es la misma: te llama la atención una mujer. Te la quedas mirando, con mayor o menor descaro. Ella se da cuenta de que la estás mirando. Pero entonces, y aquí viene la diferencia, evita que sus ojos se encuentren con los tuyos. Si los ojos. como los de Supermán pudieran proyectar rayos, se dibujarían en paralelo, en diagonal o en perpendicular, pero nunca chocarían de frente.

Alguien dirá: ¿y cómo sabes que ella sabe que la estás mirando, si en ningún momento te ha mirado directamente a los ojos? Je, je. Lo sabes porque su actitud no es natural, espontánea. Porque se nota que se fuerza a no mirarte, a poner cara de estatua, a sostener la mirada en el vacío.

- ¿Cómo las vacas?

- Hombre, tampoco es eso.