mayo 25, 2007

La catarata

Hay veces en que preguntarle algo a una mujer es como abrir las compuertas de una presa, como volver del revés un agujero negro, que en vez de absorber ingentes cantidades de materia las expulsara.

Sí, una inocente pregunta o un intrascendente comentario desatan una catarata de pensamientos acumulados, de recordatorios,

- ¡Ay, te tenía que contar…!

o simplemente de cháchara improvisada.

En tales casos hay dos opciones: o zambullirse de pleno, o sacar el paraguas y capear el temporal como buenamente se pueda.